Con alegría sus dos hermanos mayores esperan la llegada del bebé a la casa. Es un
embarazo muy tranquilo y tradicional, Luz Marina espera su tercer bebé. Es tradicional
porque el doctor hacía todo casero, afirmaba que la luz y demás instrumentos utilizados
en una ecografía hacían daño para el bebé.
8 meses de embarazo y muchos dolores alertan a Luz Marina que algo no estaba bien,
por esa razón, decide ir al médico en compañía de sus hermanos; ya allí los doctores
se alarman, pues sin haberse enterado nunca, su embarazo fue de alto riesgo, lo que
obliga a los doctores a adelantar el parto. Una cesárea que pudo ver por el reflejo de
una bombilla que estaba en la parte superior; Luz Marina da a luz a Giovanny.
El mismo día Luz Recibe a su niño, pero ella puede notar que el bebé tiene algo
extraño en la cabeza, sin embargo, el médico dice que es algo normal y que con el
tiempo iba a pasar. Dan de alta a Giovanny con su madre y en poco tiempo se infecta
la herida de cesárea de Luz, lo que obliga a que ella vuelva al médico. Al final, se pudo
tratar la infección y ella sale para compartir en casa con sus hijos.
Cuando Giovanny tenía cuatro meses convulsionó, nuevamente vuelven al hospital. Ya
allí, el neurólogo empieza a tomar diferentes exámenes para descubrir qué sucedía con
el pequeño. Al salir el resultado, empiezan a decir a luz Marina que el pequeño
Giovanny nunca iba a poder moverse, y hacer las actividades de un niño normal.

“esos días fueron muy duros para mí, porque no alcancé a cumplir la dieta, yo
tenía que llevar a mi niño al médico” dice luz Marina mientras su voz se quiebra.
Ya con dos años de edad el pequeño no se movía. Tras varias visitas de rutina al
neurólogo, Luz Marina pide que se brinde una ayuda extra al niño, con la esperanza
que mejorase su situación. Es así como se inician terapias físicas, de lenguaje y
demás, allí tuvieron éxito y ya con dos años pasados Giovanny empieza a caminar; con
una alegría indescriptible su madre y padre celebran los primeros pasos de su niño.
Aunque la situación económica era complicada, su esposo la apoyaba en todo.
Mientras Luz Marina estaba en el hospital, su esposo trabajaba y los hijos mayores se
quedaban al cuidado de su abuelo. En las noches, al terminar el turno de trabajo el
padre de Giovanny iba a ver a su hijo, mientras su esposa iba a dejar todo en orden
para los pequeños que estaban en casa. Aferrados a Dios, su fe nunca menguo, todos
los días pedían por la salud del pequeño Giovanny hasta que salió del hospital.
Al salir del hospital Giovanny estuvo en un jardín infantil, en el que duró poco tiempo,
pues su situación de salud alarmaba a las docentes que se quedaban a cargo del
pequeño. Desde entonces su madre se dedicó tiempo completo al cuidado del niño; en
casa intentaba enseñarle lo indispensable para su vida. Tras investigar, Luz Marina
conoce un instituto donde Giovanny puede aprender aún más.
En el año 2017 Luz Marina conoce FUNDEI, una fundación donde le han brindado un
acompañamiento integral a ella, su familia y claro, a Giovanny. Más que un lugar donde
Giovanny puede aprender, hallaron una familia, una que los apoya en cada paso,
triunfo o derrota. En FUNDEI Giovanny ha fortalecido sus habilidades, aunque cuando
era niño le dijeron que nunca se iba a mover, ahora baila con sus compañeros.
También ha tenido el acompañamiento de especialistas que lo ayudan con amor y
paciencia. Los días sábados aprende nuevos idiomas, aunque es un reto grande, lo ha
afrontado con alegría; y los domingos, disfruta sus clases de deportes. Con una sonrisa
en su cara hace cada ejercicio y celebra con los que estén cerca sus triunfos, que
hasta el día de hoy han sido los más grandes para él y sus dos familias, FUNDEI y
aquella que lo vio nacer.